Posteado por: Julio J. | 18 octubre 2009

¿Qué ha pasado en España el 17-O?

Si un extranjero consultase los periódicos españoles del 18 de octubre, es probable que reste confuso:  mientras algunos diarios dedican sus portadas en exclusiva, con grandes titulares y amplias fotos, a la manifestación por la vida y contra el aborto en Madrid, secundada por más de un millón de personas, otros en cambio recogen esta noticia en un muy discreto segundo plano.

El Mundo

El-País

¿Qué ha sucedido en España el 17-O? De acuerdo con dos datos ofrecidos por la organización, en la manifestación contra el aborto y a favor de la vida hubo «más de un millón y medio» de participantes, «en torno a a 1.200.000», según la Comunidad de Madrid, «265.000», según los cálculos del periódico El País, «250.000», de acuerdo con los datos ofrecidos por la Policía Nacional y «55.000» según la agencia EFE. Difícil hacerse una idea aproximada de las dimensiones de la manifestación.

El núcleo de la noticia tampoco parece claro. ¿Se trata de una iniciativa ciudadana o de una nueva maniobra del PP para desgastar el ejecutivo socialista? Los periódicos de la izquierda, como el diario Público, destacan de un modo obsesivo la presencia «hipócrita» de algunos políticos del centro-derecha, entre otros José María Aznar. «El aborto sólo preocupa a la derecha -clamó hace unos días el secretario de organización de los socialistas, José Blancocuando gobierna la izquierda. ¿Por qué no derogaron la ley en sus ocho años de gobierno?». Objección que parecen compartir algunos de los manifestantes, muy críticos con los políticos del Partido Popular, especialmente con su líder, mariano Rajoy, que se ha expresado públicamente partidario de la ley de aborto en su redacción de 1985.

Los medios pro-gubernamentales son incapaces de ver, o ignoran deliberadamente el gran mérito de esta manifestación, la más numerosa contra el aborto en la historia de la democracia española. Su organización ha corrido a cargo de 42 asociaciones y movimientos civiles, y la presencia oficial de partidos políticos u organizaciones religiosas estaba expresamente prohibido. Quiso ser, y así ha sido, una expresión de la vitalidad, los valores y la capacidad de organización de la sociedad civil.

La Razón

La chispa que ha encendido esta gran hoguera por la vida ha sido la reforma de la ley del aborto propuesta por Zapatero: una reforma que no aparecía en el programa electoral con el que el PSOE concurrió a las elecciones -y que por lo tanto no ha sido votada por los ciudadanos-, que no cuenta con el consenso social y que se basa en los más radicales postulados de la ideología de género, consagrando el aborto como un «derecho de la mujer».

17-O.

Evidentemente, detrás de muchas de las organizaciones, a pesar de la aconfesionalidad de la marcha, había muchos católicos, y la movilización de las parroquias y movimientos apostólicos ha sido extraordinario. No sólo eso. También había grupos de izquierda, agnósticos y ateos entre los participantes. Como el caso del concejal socialista de la localidad sevillana de Paradas, que ha asegurado que entregará el carnet del partido el día que se apruebe la nueva ley del aborto y que animó -inútilmente- a todos los socialistas contrarios a esta ley a salir a la calle.

En las anteriores manifestaciones contra la ingeniería social del gobierno Zapatero, como la del matrimonio homosexual, el divorcio express o la investigación con células madre, la presencia de obispos y de políticos del Partido Popular fue la justificación fácil para que el gobierno despreciara las demandas ciudadanas. El mismo reflejo tuvo ayer la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, al valorar la protesta: «Son los mismos eslóganes de hace 25 años. El debate aborto sí/aborto no está superado».

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído hace unos meses se preguntó indignada en un programa televisivo porqué una joven de 16 años puede «ponerse tetas» (en referencia a la operación de aumento de pecho) sin permiso paterno y no abortar; la misma que, en una entrevista a la cadena SER, aseguró que «un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no un ser humano. Eso carece de toda base científica».

Por mucho que se empeñen los polìticos en analizar la realidad desde las categorías de la lucha partidística y el beneficio electoral, la manifestación por la vida de Madrid reveló que la sociedad civil en España está viva y goza de buena salud. O al menos un «pequeño resto», que es capaz de movilizarse contra una de las legislaciones abortistas más permisivas del mundo, que consagra el aborto no ya como un delito despenalizado en ciertos casos, sino como un derecho de la mujer, que podría abortar libremente hasta la 14º semana de gestación, o hasta la 22º, en caso malformación o riesgo físico y psicológico para la mujer. Una sociedad civil que no se conforma con una tasa de 112.000 abortos en 2007 (en los últimos 10 años, los abortos han aumentado un 126% en España, mientras que se reducen paulatinamente en toda Europa, y se teme que las cifras oficiales estén fuertemente reducidas). Una sociedad que rechaza los argumentos y falacias gubernamentales, que equiparan aborto con libertad y progreso, que acusan a las personas y movimientos provida de querer encarcelar a las mujeres que aborten, que dificultan la objección de conciencia del personal médico y que blindan el negocio de los empresarios abortistas.  Una sociedad que no se resigna a que las jóvenes de 16 años, que no pueden comprar tabaco o alcohol ni ir de excursión con el Instituto, puedan en cambio abortar sin el permiso ni la información a sus padres. Una sociedad, en fin, que no están de acuerdo a que, como asegura la ministra de Sanidad Trinidad Jiménez, el debate sobre el aborto sea en España un asunto cerrado.

Aborto=genocidio

No, el aborto no es un derecho. Es más bien una tragedia humana en la que la víctima no es sólo el bebé eliminado, sino principalmente la mujer, que carga con las secuelas psicológicas de su decisión por toda su vida. Ante un embarazo dificultoso, la sociedad y el Estado no ofrecen más ayuda o apoyo que la salida del aborto. En lugar de eliminar las dificultades e impedimentos que rodean a la mujer, se opta por eliminar la vida en gestación.

«El aborto desaparecerá como ha desaparecido la escavitud«, aseguró Ignacio Arsuaga, presidente de la plataforma Hazte Oír, uno de los organizadores del evento. Una encuesta reciente revelaba que la mayoría de los españoles está en contra de la reforma de Zapatero, y consideran que, en caso de reformar la actual ley, debería ser en términos más restrictivos, para promover los nacimientos y las políticas familiares, en las cuales España es uno de los países más tacaños de Europa. España es, desde hace algunos años, el país de más baja tasa de fecundidad del mundo y con una población en la que, en 2050, los mayores de 65 años serán el 40% del total.

Para el ejecutivo socialista es más cómodo situar la polémica no en el plano de los valores sino del conflicto político. No se dan cuenta que la manifestación de ayer no era una cita del PP, ni de la Conferencia Episcopal. Eran los ciudadanos comunes, madrileños y españoles llegados de todas las ciudades del país, que piden que su voz sea escuchada y se recupere el consenso en un asunto tan delicado como es el derecho a la vida.

Miguel Navarro, un joven participante de la manifestación del 17 de octubre, aseguraba defender el derecho a la vida precisamente desde la ideología de izquierdas. Muchos manifestantes le miraban con sorpresa, pero él se justificaba: «Los que defienden la justicia tienen que defender la vida, ¿no? Es incongruente defender la justicia social y acabar con las vidas de los niños que están en los vientres de las madres«. Daniel Jiménez, ciudadano que se califica de «apolítico», considera que su «no al aborto» se basa en el sentido común: «Esta ley es un tremendo atropello. No puede ser que lo que es un delito pase a ser un derecho«.

Lo progresista es defender la vida

Los editoriales de los más importantes periódicos españoles recogían este sentimiento popular. Así, el diario La Razón aseguraba que «todavía algunas voces socialistas definían el magnífico acontecimiento de Madrid como una cita de los grupos de ultraderecha, la Iglesia católica y el Partido Popular para hacer desfilar a la España negra por la capital. Lo que esconde el insulto y la difamación contra esa mayoría que disiente pacíficamente de la cultura de la muerte impulsada por la izquierda es la falta de argumentos para sostener una reforma aberrante en lo moral, inconstitucional en lo jurídico y fraudulenta en lo político, pues el PSOE no la incluyó en su programa electoral«.

Posiblemente tenga razón Juan José García Noblejas en su blog cuando equipara a los acontecimientos vividos el 17-O en Madrid con el movimiento por los derechos civiles que desembocaron en la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. La sociedad española debe despertar su conciencia, tal vez adormecida, para evitar el genocidio más grande que ha conocido nuestro país desde sus orígenes, el hecho de que a miles de niños cada año se les impida vivir ya desde el vientre de su madre.

Abortar es matar a un ser humano inocente

Texto de la nueva ley del aborto, llamada “Ley de Salud reproductiva y sexual«.


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